La palabra trastorno emocional se utiliza para aludir a los trastornos que tienen como característica principal una alteración de la respuesta emocional básica de tristeza o ansiedad y sus correspondientes estados de ánimo: depresión o ansiedad.
La depresión como síntoma se refiere a una tristeza de carácter patológico, para lo cual hay que valorar la frecuencia, intensidad y duración de la misma.
El 72% de los menores deprimidos entre 7 y 17 años, tienen ideas de suicidio, aunque solo unos pocos llegan a realizarlo, fundamentalmente aquellos de mayor edad y que presenta niveles elevados de ira. (Myers y Cols 1991)
La ansiedad se refiere a un estado de ánimo centrado en la emoción del miedo que incluye evitación de situaciones u objetos temidos, preocupación excesiva, taquicardias, irritabilidad, etc.
Cuando estas reacciones ocurren de manera incontrolable, con intensidad frecuencia y duración tan intensas que generan en el menor un gran malestar es cuando hablamos de trastorno de ansiedad.
Aunque las investigaciones sobre el tratamiento de los trastornos emocionales en la infancia y adolescencia han avanzado mucho, siguen dependiendo de los estudios en adultos, por lo que es latente que hay aún mucho trabajo por hacer para que los programas de tratamiento utilizados reflejen y aborden mejor las circunstancias reales de la vida de niños y adolescentes.
Lo menores, además están más expuestos diariamente a las posibles consecuencias negativas derivadas de sus problemas de habilidades sociales, ya que nos les queda más remedio que ir al colegio, lugar donde puede que este también el foco del problema o al menos una parte importante del mismo. Los adultos, al ser independientes, pueden organizar su vida de forma que puedan evitar contactos familiares y sociales de los cuales se deriven consecuencias negativas debido a su falta de habilidades sociales.
En consecuencia, los niños se ven expuestos de una forma más continua e incluso diaria a los factores familiares o del entorno que pueden estar contribuyendo o manteniendo su trastorno depresivo o de ansiedad como por ejemplo las actitudes disfuncionales de sus padres y los patrones desadaptativos de interacción con ellos.
¿QUÉ PAPEL JUEGAN LAS RRSS COMO INSTAGRAM, TICK TOCK, SNAPCHAT?
Un informe realizado por la propia Instagram sobre su influencia en chicas jóvenes saco a la luz que la red social resulta especialmente dañina precisamente para quienes la usan con más frecuencia.
La investigación se llevó a cabo a lo largo de 2019 y 2020. Luego, se entregó a los más importantes ejecutivos de Facebook, la empresa que mueve los hilos en la red social de las fotos con comentarios, que decidió mantener estos datos en secreto en vez de actuar. Sin embargo, los documentos han sido obtenidos por The Wall Street Journal y su publicación ha provocado una avalancha de críticas contra la compañía, que salió al paso recomendando que “se debe utilizar con moderación”; pero en realidad sus algoritmos trabajan para que cada vez sea más difícil no estar revisando la pantalla ¡¡cada segundo!!
No es para menos, porque los hallazgos del informe dejan a Instagram en muy mal lugar. «Las adolescentes culpan a Instagram por el aumento de su ansiedad y depresión», señala el documento secreto, donde queda reflejado que un 13% de las usuarias británicas y un 6% de las estadounidenses achacan a la red social sus pensamientos suicidas. Y remata: «Las chicas nos dicen que no les gusta la cantidad de tiempo que pasan en la app, pero sienten que tienen que aparecer ahí».
Parece lógico que una red social donde famosos, `influencers´, deportistas y ricos en general presumen de su cuerpo y su estilo de vida dañe la autoestima.
Bibliografía: Terapia de Conducta para los trastornos emocionales en niños y adolescentes. Maria Paz Garcia-Vera y Jesús Sanz.