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Cómo prevenir el acoso escolar

El bullying es un fenómeno que se caracteriza por el acoso y/o intimidación del abusador sobre la víctima dentro del ámbito escolar. El acosador disfruta sintiéndose superior al acosado y con su sufrimiento. Su repetición constante puede perjudicar a la víctima de muy diversas formas, hasta el punto de que puede llegar a suicidarse. Detectarlo cuanto antes es fundamental para la víctima.

Hay que diferenciar entre conflictos relacionales puntuales y el acoso escolar. Si bien hay expertos que manifiestan que para que podamos hablar de acoso escolar este tiene que manifestarse al menos durante seis meses, otros expertos manifiestan que el acoso escolar depende no solo de la duración, sino también de la intensidad, por lo que hablar de tiempo, no es del todo correcto.

Una situación de maltrato verbal, físico o psicológico si ocurre una vez no es acoso escolar. Si se produce dos veces puede estar en proceso de serlo. Pero si se produce tres veces, ya no es un suceso puntual ni una casualidad, sino que es síntoma de que está comenzando a ser sistemático hacia ese niño o adolescente.

Evitar el acoso escolar es responsabilidad de todos

Es una responsabilidad conjunta de la comunidad educativa, enfermería, los padres y compañeros evitar que el acoso escolar siga existiendo.

Una de las causas personales más habituales es la baja autoestima del acosador que le lleva a sentirse superior al acosado. Entre las causas familiares destacan los problemas entre los padres ya sean económicos o de relación.

Las víctimas de acoso escolar pueden sufrir distintos efectos psicológicos negativos. Cuanto antes se detecte, más pronto se le podrá ayudar. Estos efectos pueden ir desde el estrés, la ansiedad y la depresión, así como trastornos psicosomáticos o problemas de socialización, especialmente si dicha violencia se repite en el tiempo o es severa, además de influir en el clima escolar del centro educativo.

Tipos de Acoso Escolar

Bullying verbal: el acosador se dirige al acosado con insultos, amenazas, bromas crueles o frases excluyentes sobre su apariencia, condición sexual, raza o discapacidad. Por ejemplo, cuando un menor se mete con otro por su obesidad o cojera. Estos niños suelen mostrarse ausentes, malhumorados o mostrar falta de apetito.

Bulling Físico: se trata de un comportamiento agresivo e intimidatorio por parte del acosador, que incluye patadas, golpes, zancadillas, bloqueos o empujones. Por ejemplo, un niño que empuje a otro o que le ponga la zancadilla en el recreo. El acosado puede tener frecuentemente dolores de cabeza o de estómago que les impiden acudir al colegio.

Bulling Social: es más complicado de detectar porque suele ocurrir a espaldas de la víctima. Suele ocurrir cuando la víctima es olvidada por sus compañeros. El acosado siente que es invisible en clase, el comedor o las clases extraescolares. Las víctimas suelen aislarse y evitar juntarse con el resto de los compañeros. Suele ser más habitual entre las chicas y sus consecuencias pueden ser peores que el bullying físico.

Ciberbulling: el acosador puede difundir falsos rumores, bromas desagradables, fotos inconvenientes o mentiras a través de Internet, causando un gran malestar a la víctima. También se puede caracterizar por comentarios machistas o desagradables sobre la víctima en las redes sociales, suplantar su identidad o presionar a ésta para que haga algo que no quiere como por ejemplo hacerse una foto provocativa.

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