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Cómo prevenir la obesidad infantil

La obesidad afecta a casi dos de cada diez menores en España, el sobrepeso lo sufren ya el 40 % de los niños de entre 6 y 9 años según Aladino, el estudio que periódicamente publica la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). Estos datos solo reflejan que son factores conductuales los que más influyen en que haya tantos niños con sobrepeso y obesidad. 

Hace años que a los niños se les ofrece comida como recompensa o premio, que la cultura del sofá y las tablets u ordenadores se han apoderado de muchas familias y ahora, además, el golpe económico de la pandemia hará que en muchos casos las cestas de la compra se llenen de procesados más baratos que los alimentos frescos de calidad.

La obesidad en la infancia y sobre todo en la adolescencia es predictiva de la obesidad del adulto, la cual está asociada con diversos factores de riesgo cardiovasculares, incluyendo la hiperinsulinemia y la resistencia a la insulina. Así como diabetes tipo 2, aumento de triglicéridos, aumento de colesterol, niveles reducidos de lipoproteína de alta densidad (HDL-Colesterol) e hipertensión. Es lo que se conoce como el síndrome metabólico. 

Para ello, es necesario actuar no solo desde las instituciones sanitarias sino hacerlo desde todos los ámbitos de la sociedad, valorando el papel de pediatras, enfermeras, educadores y otros actores sociales. En este sentido la familia tiene un papel fundamental para crear y desarrollar unos hábitos saludables en sus hijos desde pequeños. Pero no puede dejarse esta ingente tarea en manos de la familia sino aportarles todos los recursos y el apoyo necesario para transmitir a los niños unos hábitos saludables.

Claves de una buena alimentación

1. La necesidad de un mayor consumo de frutas y verduras

La recomendación de consumo de frutas y verduras es de 5 raciones al día (2/3 frutas y 2/3  de verdura). El insuficiente consumo favorece la aparición de la obesidad infantil, debido a que las frutas, verduras y hortalizas contienen multitud de nutrientes esenciales para un adecuado desarrollo en la etapa infantil como la fibra, las vitaminas o los carbohidratos (azúcares saludables).

2. Arroz, pasta, pan y cereales siempre que se pueda, integrales

El consumo de farináceos a diario es importante en la infancia ya que estos alimentos constituyen una parte importante del aporte energético para llevar a cabo las actividades diarias. Así, alimentos como el arroz, la pasta o el pan se deben incluir en prácticamente todas las comidas del día, teniendo en cuenta que siempre que puedan ser integrales mucho mejor, debido a su mayor contenido de fibra.

3. Consumo de un lácteo indispensable en el desayuno

El consumo de lácteos es importante por su aporte energético y por contener calcio que se trata de un mineral esencial para el crecimiento y el fortalecimiento de huesos, dientes, entre otras propiedades. Quesos, yogurt natural y leche deben ser consumidos diariamente, pero conociendo que nutrientes prevalecen en cada uno de los lácteos que incluimos en la cesta de la compra, ya que algunos pueden tener un alto contenido en grasas o azúcares refinados que estarán favoreciendo la aparición de la obesidad infantil.

4. Aceite de oliva para todas las recetas

En la base de la pirámide también encontramos el aceite de oliva que usado con moderación es uno de los grandes valores para la salud de nuestra cultura gastronómica, ya que especialmente el denominado virgen extra es una fuente de ácidos grasos saludables esenciales en cualquier etapa de la vida. Otro tipo de aceites vegetales o la mantequilla más común en otras culturas gastronómicas son usados indiscriminadamente favoreciendo la aparición de obesidad.

5. Consumo regular de pescado, legumbres y frutos secos

En el nivel central de esta pirámide podemos encontrar alimentos que aportan un nutriente muy conocido: las proteínas. Alimentos como ciertos tipos de carne, pescado, huevos y legumbres deben consumirse regularmente cada semana. Lo mismo sucede con los frutos secos que aportan multitud de minerales y ácidos grasos saludables, entre otros nutrientes.

6. Disminuir snacks, chucherías y bollería industrial

En el nivel más elevado de la pirámide, indicando que su consumo debería ser meramente ocasional, encontramos productos como los snacks, las chucherías, la bollería industrial o las bebidas azucaradas (entre ellas los refrescos). 

A menudo los azúcares y grasas que aportan este tipo de alimentos son de bajo valor nutricional, pudiendo prescindir absolutamente de ellos dentro de una alimentación saludable al resultar totalmente innecesarios para el correcto desarrollo a lo largo de la etapa infantil. Multitud de estudios han demostrado su relación con la probabilidad de desarrollar obesidad infantil, pero sabemos que en nuestra sociedad son productos cada vez más consumidos.

7. Reducir al mínimo los azúcares refinados

En consonancia con el punto anterior la bollería industrial, las bebidas azucaradas, las golosinas o determinados postres refrigerados y alimentos procesados contienen un elevado contenido de azúcares refinados. 

Todo este grupo se consideran alimentos totalmente superfluos e innecesarios a nivel nutricional ya que aportan los denominados nutrientes vacíos que solamente favorecen el crecimiento del tejido adiposo (sobre todo a nivel abdominal) entre otras consecuencias negativas como el aumento del riesgo de padecer diabetes en el futuro. 

A menudo, la percepción social generalizada indica que este tipo de productos, al contener un elevado contenido de azúcar, contribuyen al aporte de energía. Más bien sucede todo lo contrario, ya que, si bien es cierto que producen un pico de glucosa en sangre, ese nivel cae rápidamente en pocos minutos contribuyendo a una sensación de cansancio excesivo.

8. El desayuno recomendado

  • Fruta fresca de temporada cortada a trocitos.
  • Tostadas de pan, si es integral mucho mejor.
  • Como fuente de calcio: leche entera o semidesnatada, queso, yogur natural, frutos secos como las almendras (siempre en mayores de 5-6 años por riesgo de atragantamiento)
  • Como fuente de grasas saludables: aceite de oliva virgen en la tostada o incluso aguacate.

9. Comer o cenar en familia provoca multitud de beneficios

Existe numerosa evidencia científica sobre el hecho de que comer o cenar en familia es beneficioso en diferentes sentidos, incluyendo la reducción de la probabilidad de padecer obesidad a lo largo de la infancia.

10. Tener en cuenta el tamaño de las raciones en función de cada edad

En la sociedad actual existe una gran disponibilidad de alimentos, pero además se ha producido un fenómeno de aumento del tamaño de las raciones que toman los niños, lo que significa directamente una alimentación excesiva que da lugar a sobrepeso y obesidad.

11. Aumentar el consumo de agua durante el día

Se recomienda que en la etapa infantil el agua sea la bebida por excelencia, pero hoy en día los niños han nacido y crecido con una gran oferta de bebidas azucaradas y zumos, de manera que se llega a identificar el hecho de beber con estos productos. A menudo se olvida que el agua es la mejor bebida para hidratarse y que además, es la única bebida imprescindible.

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