Evitar el sobrepeso y la obesidad infantil no es una asignatura opcional
Educar y fomentar la conciencia crítica y autogestión de la propia salud, es la única vía para reducir la peligrosa tendencia que algunos estudios pronostican; ‘1 de cada 10 niños será diabético en el 2035’.
Hace unos años que la obesidad y el sobrepeso infantil han sido identificadas como enfermedades emergentes en los llamados “países del primer mundo”. De ellos, España es ya el cuarto país de la Unión Europea con mayor número de niños que tienen problemas de sobrepeso.
En nuestro país, un 45% de los pequeños padece sobrepeso, el 85% no come la dosis diaria recomendada de frutas y verduras, y un 45% afirma no hacer ejercicio. Un hecho alarmante si consideramos que nuestra sociedad sigue una de las mejores dietas del mundo: la dieta mediterránea.
Un estudio titulado “Sobrepeso y obesidad infantil: no tiramos la toalla” ofrece una nueva visión sobre esta problemática. Además, nos da herramientas prácticas para evitar que nuestros pequeños sean adultos enfermos en el futuro.
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Causas más comunes que provocan obesidad y sobrepeso infantil:
- Factores hereditarios y genéticos.
- Afecciones metabólicas y del sistema endocrino.
- Aspectos emocionales como estrés, ansiedad o depresión que hacen que el menor acabe volcando sus frustraciones en la comida.
- Una mala alimentación.
- Tomar cereales azucarados para el desayuno.
- Excesivo aporte de proteínas en la dieta diaria.
- Comer deprisa, con pantallas, por aburrimiento, o por diversión, sobre todo en fin de semana, o en celebraciones cotidianas, como son los cumpleaños.
- Exceso de tiempo con pantallas. Pasar mucho tiempo con tablet, móviles u ordenadores pueden hacer que “pequemos” a la hora de la comida.
- Dormir menos horas de lo aconsejado: de 10 a 15 horas, según edades.
- Sedentarismo y falta de actividad física.
En cuanto a los efectos secundarios de padecer obesidad y sobrepeso infantil, estos no solo están relacionados con la apariencia física. Tenemos que saber que también pueden producirse afecciones graves como:
- Hipertensión arterial y enfermedades cardiovasculares.
- Diabetes tipo 2.
- Algunos tipos de cáncer.
- Problemas físicos, como, por ejemplo, falta de coordinación y de agilidad.
- Problemas psíquicos, entre ellos, falta de autoestima o aislamiento social.
Prevenir la obesidad y el sobrepeso infantil está en nuestra mano
Recordamos que la obesidad y el sobrepeso infantil están provocados, principalmente, por unos malos hábitos de vida alimentarios. Por eso, es muy importante que los padres inculquemos pautas sanas de nutrición desde que los niños son pequeños.
El rol de los padres en este sentido es fundamental, porque además de predicar con el ejemplo, son los responsables de orientar sobre qué, cómo y cuándo deben comer sus hijos.
La formación en hábitos alimentarios saludables debe comenzar en los primeros años de vida del pequeño. De esta forma, una alimentación sana y equilibrada tenderá a mantenerse a lo largo de toda su vida. En líneas generales, se deben seguir las siguientes pautas alimentarias y de estilo de vida:
- Evitar el consumo abusivo de grasas procesadas, bollería industrial y bebidas azucaradas, ya que solo aportan las llamadas “calorías vacías”, y pocos nutrientes.
- Ingerir alimentos ricos en fibra. Se recomienda especialmente el consumo abundante de frutas y verduras, ya que son ricas en vitaminas y fibra.
- Evitar consumir alimentos fritos, cocinados en aceites que se hayan utilizado varias veces, así como alimentos ahumados, procesados y precocinados.
- Aumentar el consumo de pescado ya que tiene un contenido graso menor. También podemos sustituir las carnes rojas por pescado azul, rico en omega 3 y 6.
- Educar a los pequeños para que tomen 5 comidas al día, para que cada 3-5 horas ingieran algún alimento. De esta forma, evitamos llegar con ansiedad a las comidas.
- Practicar ejercicio activo y deportes de forma regular. Así no solo evitamos la acumulación de grasas, sino que mejoramos capacidades respiratorias y circulatorias.
Al final, lo importante no es que el menor esté gordito o delgado. Lo que interesa es que el pequeño esté sano. Y para ello, la educación para la salud es fundamental. Una enfermera escolar podría diagnosticar, prevenir y tratar este tipo de desórdenes alimentarios entre los más pequeños. Podría ofrecer, siempre en colaboración con los padres, la solución personalizada a cada caso concreto de sobrepeso y obesidad infantil. Por eso, su presencia en un centro educativo es determinante.