Equipos médicos de varios países han alertado sobre el peligro de los videojuegos para la salud mental y han realizado investigaciones para tratar de determinar la naturaleza y el alcance de esta actividad. Dada la preocupación médica por la falta de claridad en torno a este problema, la Organización Mundial de la Salud (OMS) puso en marcha un proceso de consulta para analizar las repercusiones de los videojuegos para la salud pública.

El resultado fue la definición del ‘trastorno por uso de videojuegos’ y su inclusión en la 11.ª edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11). Es por ello que, a partir de 2022, este problema será considerado como una enfermedad. La finalidad de esto es que se pueda diagnosticar correctamente la adicción a los videojuegos, se definan políticas de salud, así como tratamientos adecuados.

Características del trastorno por videojuegos

Según la CIE-11, el trastorno por uso de videojuegos se puede diagnosticar cuando durante un periodo de al menos 12 meses la persona muestra un comportamiento sin control sobre sus hábitos de juego, es decir, que no controla el tiempo que pasa jugando. También cuando da prioridad a los videojuegos dejando de lado otras actividades e intereses que antes le satisfacían y cuando continúa con esta conducta a pesar de las consecuencias negativas que le ocasiona.

Es importante señalar que Vladimir Poznyak, responsable del Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la OMS, asegura que, así como no todos los que consumen alcohol son alcohólicos, la mayoría de las personas que juegan videojuegos no sufre ningún trastorno. Sin embargo, destaca la necesidad de dejar claro que un uso excesivo puede producir efectos negativos.

El experto en conductas adictivas afirma que el patrón de comportamiento relacionado con el uso de videojuegos debe ser grave para que cause un deterioro significativo a nivel personal, social, familiar, educativo y ocupacional. Por ello se ha especificado un periodo de 12 meses para asignar un diagnóstico, ya que en este tiempo es cuando normalmente se hace evidente el comportamiento del juego. No obstante, también recalca que esta duración puede reducirse si los síntomas son graves y se cumplen todos los requisitos de diagnóstico.

Las diferentes posturas de los expertos

La decisión de reconocer el trastorno por videojuegos como problema mental ha sido bien recibida por psicólogos y psiquiatras de todo el mundo, en especial entre la División 50 de la Asociación Estadounidense de Psicología (APA), especializada en psicología de las conductas adictivas, y entre los miembros del Real Colegio de Psiquiatras del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte.

Sin embargo, el reconocimiento de este trastorno no ha dejado satisfecho a todos. Tanto las asociaciones del sector de los videojuegos como algunos profesionales e investigadores de la salud mental aseguran que no se cuenta con la suficiente información sobre los efectos de los videojuegos en las personas.

Por tanto, a su juicio la inclusión del trastorno por videojuegos en la CIE-11 es prematura y podría traer como consecuencia un sobrediagnóstico, así como una exacerbación del llamado ‘pánico moral’ acerca de los videojuegos en línea y sobre todo la estigmatización de los jugadores.

En cualquier caso, en lo que todos coinciden es que los comportamientos de juego problemáticos requieren de toda nuestra atención. Las enfermeras escolares, en su labor como promotoras de educación para la salud, pueden ayudar a los niños a prevenir este tipo de problemas gracias a las campañas de concientización. Por otro lado, si nota que su hijo presenta algún problema de adicción, infórmese y solicite ayuda. En School Nurses, además, le ofrecemos información relevante para hacer que sus hijos tengan una vida más activa.