Las convulsiones febriles son el tipo de convulsión más común en niños pequeños. Por lo general, ocurren cuando el niño tiene fiebre, pero también pueden suceder por otro tipo de enfermedades. Las convulsiones febriles suelen durar menos de 15 minutos y la mayoría de los niños se recuperan sin problemas a largo plazo.
Sin embargo, las convulsiones febriles son muy preocupantes para los padres y por supuesto para los profesores cuando las convulsiones se producen en el entorno escolar. Aunque las convulsiones febriles generalmente son inofensivas, es importante buscar atención médica si tu hijo tiene una.
Causas: ¿Qué provoca las convulsiones febriles?
Las convulsiones febriles son un tipo de convulsión que puede ocurrir en niños cuando tienen fiebre. La mayoría de las veces se producen en niños con edades comprendidas entre los 6 meses y 5 años, pero también pueden ocurrir en niños mayores y adolescentes.
Se desconoce la causa exacta de las convulsiones febriles, pero se cree que son causadas por una combinación genética y medio ambiente.
Algunos estudios sugieren que las convulsiones febriles pueden ser más comunes en familias con antecedentes de epilepsia, y otros documentan que ciertas infecciones, como las de las vías respiratorias superiores, tienen más probabilidades de desencadenar convulsiones febriles.
Síntomas: ¿Cuáles son los síntomas de las convulsiones febriles?
El síntoma más común de una convulsión febril son las contracciones musculares incontrolables. Pero también se pueden experimentar otros síntomas, como pérdida del conocimiento, rigidez muscular y pérdida del control de los intestinos o la vejiga.
¿Se pueden prevenir las convulsiones febriles?
Hay algunas cosas que se pueden hacer para ayudar a prevenir las convulsiones febriles, que incluyen:
- Asegurarse de que los niños estén al día con todas las vacunas. Esto puede ayudar a reducir la cantidad total de fiebre que experimentan y, por lo tanto, la probabilidad de sufrir una convulsión.
- Si tu hijo tiene fiebre, trata de bajarla gradualmente en lugar de usar medicamentos para bajarla rápidamente. Esto puede ayudar a prevenir cambios repentinos en la temperatura corporal que se han relacionado con convulsiones febriles.
- Evitar factores desencadenantes como el clima cálido o el sobrecalentamiento durante el ejercicio, lo que puede provocar un aumento de la temperatura corporal y potencialmente desencadenar una convulsión.
¿Qué hacer frente a una convulsión?
Aunque las convulsiones son muy alarmantes y generalmente inofensivas, siempre hay cosas que se pueden hacer para ayudar al menor que la está sufriendo:
- Mantener la calma: puede ser difícil ver a un niño, y más si es tu hijo, teniendo una convulsión, pero hay que tratar de mantener la calma y tranquilizarlo.
- Mantener seguro al niño mientras dura la convulsión: hay que alejarlo suavemente de cualquier superficie dura u objeto que pueda lastimarlo si se caen.
Convulsiones en el Colegio
Es muy frecuente que las enfermeras escolares atiendan a niños que convulsionan en clase o en el patio. La enfermera es la persona más indicada para proporcionar atención de primeros auxilios y comodidad al niño hasta que lleguen los servicios médicos de emergencia.
Además, la enfermera escolar ofrece apoyo e información tanto al niño como a sus padres sobre las convulsiones febriles.También sirve de apoyo para hablar y reconfortar al resto de niños o profesores que han presenciado la convulsión ya que es una situación bastante impactante para el que la contempla
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